Te presentamos 3 combinaciones armónicas, fáciles de aplicar y que nunca fallan:
ESQUEMA MONOCROMÁTICO– UN SOLO COLOR
Este esquema está basado en un solo color o tinte que puede tener variaciones de saturación. Puede aplicarse a todos los colores, inclusive a los tonos neutros. La sencillez y la sutileza son los atributos fundamentales y el matiz elegido influirá en el dinamismo visual. El esquema monocromático se asocia con la naturaleza, el mar, un bosque, el cielo, por lo que suele dar una sensación de relajación. Ideal para monoambientes, estilos minimalistas o con muchas texturas.
ESQUEMA ANÁLOGO – COLORES VECINOS
El esquema de color análogo implica utilizar tres colores que se ubican uno al lado del otro en la rueda de color o circulo cromático. Los colores vecinos se llevan bien ya que todos tienen un tinte en común y esto se aplica a toda la gama de colores. Es importante darle un rol definido a cada color y utilizarlos en proporciones diferentes, siendo uno de ellos el dominante. Esto creará una sensación de equilibrio en el espacio y evitará que un color predomine sobre otro llevándose toda la atención. Pueden usarse colores neutros para complementar. Este esquema es ideal para darle dinamismo a espacios amplios.
ESQUEMA COMPLEMENTARIO – COLORES OPUESTOS
El esquema de color complementario, combina colores opuestos en el círculo cromático como el rojo y el verde o el azul y el naranja. Este sistema trabaja mejor, si uno de los colores domina y el otro sirve más como contraste. Las variaciones de color deben ser elegidas cuidadosamente para evitar un efecto chocante. Usando los opuestos en el círculo se pueden introducir colores fríos y cálidos en un esquema. Este esquema es ideal para darle personalidad o destacar un ambiente.
